miércoles, 27 de diciembre de 2006

García camina a la derecha (no es ninguna novedad)


No es una primicia calientita que el gobierno va en dirección a la derecha.

A pocos días de comenzado su mandato, en su segunda versión, el Presidente Alan García ratificó su intención de establecer la pena de muerte como sanción máxima para los violadores de menores de edad, basándose en que esta acción era una promesa que realizó en la campaña electoral de principios de año. Agregó que estaba en su obligación de hacerla cumplir, porque había que cambiar el estilo de la política peruana, que consistía, según él, en no cumplir las promesas de campaña (gran descubrimiento del buen Alan). Si bien es cierto no lo ha podido hacerla efectiva, debido a que el Congreso no debate este proyecto del Poder Ejecutivo, enviado hace más de un mes, hay varias promesas que a García se le olvidó (¿?) remitir al llamado "Primer Poder del Estado".

García enarboló la bandera de las tarifas justas durante los cinco años en que Alejandro Toledo fue primer mandatario. Se mostró en contra de la odiosa renta básica que pagamos todos los usuarios de aquella compañía telefónica, que se añade a lo que se cancela por consumo de línea. Por último, anunció que de ser elegido presidente, eliminaría la renta básica. Sin embargo, llegado al poder, a pesar que el Congreso (con votos apristas) aprobó la eliminación de este concepto, García, a la cabeza del Ejecutivo, y con el apoyo de la neoliberal ministra de Transportes y Comunicaciones, Verónica Zavala, prefirió observar la norma. Entró en negociaciones con la transnacional más antipática de las que están instaladas en nuestro país, y sólo redujo la renta básica en un promedio de 20 %, según los planes tarifarios. Pero no cumplió con eliminarla.

García siempre defendió (o dijo defender) los derechos de los trabajadores. Siempre cuestionó que las empresas utilizaran los famosos "services" para contratarlos, los cuales no les dan vacaciones, ni derecho a pensión, entre otros beneficios. Criticó que no exista una estabilidad laboral, y prometió (también en la campaña) que velaría que se trabaje sólo ocho horas, y que se le pague al trabajador sus "horas extras", en caso de que el contratante necesite que labore por un tiempo más. Sin embargo, hasta ahora el señor Presidente no envía ningún proyecto de Ley en ese sentido; y en cambio, cuando el Congreso (que hay que reconocerlo, se está portando bien) acordó eliminar el despido arbitrario, lo cual permitía una cierta estabilidad laboral, tampoco quiso decir esta boca es mía.

García también se mostró crítico con la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos. Aunque no se opuso radicalmente a la suscripción del acuerdo comercial con el país del norte, anunció que si Toledo se apresuraba en aprobarlo, retiraría la rúbrica del ahora ex presidente y lo renegociaría, y que no se haría problemas si no se firmaba. Pero pocos días antes de asumir el mando, la bancada aprista le dio el visto bueno al TLC, que fue aprobado por el anterior Congreso entre gallos y medianoche. Luego de tomar la presidencia, García quiso apresurar la firma del tratado en cuestión, pero la victoria del Partido Demócrata (opuestos al TLC) en las elecciones parlamentarias en Estados Unidos, prácticamente ha retrasado la ratificación por parte de este país para que entre en vigencia. Aquí también García supo acomodarse a las diferentes coyunturas políticas, al anunciar que la ratificación del TLC "sólo depende de Dios".

El actual Presidente se ha manifestado en muchas oportunidades como defensor de la democracia y las libertades públicas. Sin embargo, su bancada (la del APRA) colaboró para aprobar la norma que da facultades a la Asociación Peruana de Cooperación Internacional (APCI) para supervisar los proyectos de las Organizaciones No Gubernamentales (ONG), así como los presupuestos que reciben. Esto atenta contra la libertad de asociación, que incluso está claramente establecida en la Constitución. Y también significa una falta de equidad: Así como se supervisa a las ONG, que reciben fondos privados, también se debería hacer lo mismo con las grandes transnacionales, que también reciben fondos privados. El hecho de que algunos vivos (como los de la denominada "izquierda caviar") se aprovechen económicamente de la cooperación internacional, no quiere decir que el Estado deba vigilarlos; quienes realizan las donaciones para sus proyectos son los llamados a hacerlo.

Todos estos sucesos han marcado los primeros cinco meses de gobierno de Alan García. A esto agregamos que el Presidente planteó que la pena de muerte no sólo debe ser para los violadores, sino también para los terroristas (esta última es un poco tardía, ¿verdad?, aunque no soluciona nada), lo cual confirma una tendencia: que García, con medidas en cierto modo represivas y mantenedoras del statu quo, y sin aplicar las políticas socialdemócratas que prometió en calles y plazas, no sólo deja de cumplir lo prometido, sino que sigue virando a la derecha. Esa misma derecha que tanto criticó y golpeó durante la reciente campaña electoral.

domingo, 17 de diciembre de 2006

Hermanón, déjanos ver OK TV


Desde hace varias semanas, se viene anunciando con bombos y platillos la vuelta al aire del canal RBC Televisión, cuyo dueño es el multifacético Ricardo Belmont Cassinelli, luego de una década de haber sido cerrado por los enormes problemas judiciales de su ahora no muy carismático propietario.

La cuestión es que si esta nueva incursión de Belmont en una de las tantas facetas en las que ha intervenido tendrá éxito. Y la pregunta surge por la antipatía que genera ahora al público el recordado “hermanón”, muy lejos de la popularidad que gozara en los años ’80 y principios de los ’90, cuando fuera alcalde de Lima. Pero es bueno recordar la trayectoria de este personaje, para ver qué podría acontecer con el “reentré” de su canal.

En la década de 1980, apareció Red Bicolor de Comunicaciones (curiosamente las siglas de su nombre) y tuvo relativo éxito con programas informativos y videos musicales, además de recordados espacios como “Vivamos”, conducido por el mismo Belmont, el cual tenía muy buena sintonía, tanto por los invitados y la alegría que le ponía el mismo conductor. También animaba la “Teletón”, lo cual hizo al hombre en cuestión muy popular. Tan popular que decidió incursionar en el terreno de la política.

Tras fundar su movimiento “Obras” en 1989, el “colora’o” postuló a la alcaldía de Lima, y obtuvo el triunfo, dando inicio a la primacía de los movimientos independientes y al progresivo derrumbe de los denominados “partidos tradicionales”. En 1993, fue reelegido nuevamente, pese a que el régimen fujimorista ya había adoptado posturas autoritarias y dictatoriales. Esto lo animó a postular a la presidencia de la República en 1995, pero la inmensa popularidad (en aquel entonces) de Fujimori le dio la victoria al entonces presidente, mientras que Belmont sólo logró el 3 por ciento de los votos. Puede que sus constantes ataques al oficialismo no hayan caído bien a la gente (cegada) en esa época; aunque hay que destacar que, por esos tiempos, el hombre ya comenzaba a caer antipático por sí solo.

Luego de un silencio de cinco años, reapareció en 2001 postulando en la plancha presidencial del repudiado Fernando Olivera (felizmente expectorado por el pueblo en las recientes elecciones generales), y durante todo el gobierno de Alejandro Toledo se mostró como el más grande sobón y chupa medias (adulador) de este régimen, uno de los más mediocres de la historia republicana. Por último, postuló al Congreso por el Frente de Centro en la última campaña de 2006, pero su presencia (además de los errores del propio movimiento) perjudicó al buen Valentín Paniagua, quien iba en busca de la presidencia. Ojo con los fracasos consecutivos.

Mientras se dieron estos hechos en el plano político, y tras dejar la alcaldía de Lima, encontró un centenar de juicios en su contra, tanto por auditorias hechas a su gestión como burgomaestre, como por los accionistas de su canal. Así, por estas cosas, RBC Televisión dejó de funcionar en 1996, puesto que fue embargado por el Poder Judicial, Belmont explicó que los juicios en su contra eran una persecución política del régimen de Fujimori. Esto pudo ser cierto, pero la verdad de la milanesa es que se encontraron irregularidades en todos estos procesos, de los que, por cierto, al final salió absuelto. Por ello, se vio obligado a alquilar su espacio a otros proyectos, como Canal Familiar, Austral Televisión, Canal A, y el ahora exitoso OK TV, que transmite vídeos musicales para todos los gustos, pasando por clásicos de ayer, rock en varios idiomas, y hasta el reggaetón.

Sin embargo, Belmont no podía con su egocentrismo, y aparecía con programitas de una hora entrevistando a cómicos y vedettes, y poco a poco fue copando espacio en el canal. Por último, anunció que el 22 de diciembre retorna su extinta televisora. Nos preguntamos ¿para qué? ¿Para ver su cara todos los días, y a toda hora? Si sólo con verlo en los comerciales donde anuncia su regreso, cae tan pesado al respetable, que este termina cambiando a otra estación de televisión. Con ese aliciente, ¿tendrá éxito su canal? Ya pues señor Belmont, dedíquese silenciosamente a sus empresas (que las tiene), permita que continúe OK TV, que tiene su público bien ganado, y deje de estar aburriendo con su egocentrismo y antipatía. Usted ya fue.

lunes, 11 de diciembre de 2006

Se fue sin pagar


El domingo último falleció, inesperadamente, uno de los personajes más siniestros y funestos de la historia reciente de nuestra América Latina: el ex dictador chileno Augusto Pinochet Ugarte. Inesperadamente porque, luego de su más reciente internamiento en el Hospital Militar de Santiago, una semana atrás, en los días posteriores parecía recuperarse. Curiosamente, murió el mismo día en que se celebra un aniversario más del Día Internacional de los Derechos Humanos, valores a los que nunca respetó, y encima pisoteó.

Sin duda que sería demasiado loco expresar nuestra alegría por la partida del general. Nadie puede celebrar la muerte de nadie; al menos aquí descartamos esa posibilidad. Mas bien, creemos que hay mucho que lamentar, y no necesariamente por la desaparición de Pinochet, sino porque éste pasó a mejor vida sin haber siquiera respondido por los numerosos delitos de los que era responsable, cuando fue gobernante de su país entre 1973 y 1990.

Pinochet rompió con la clásica tradición de las Fuerzas Armadas chilenas, de someterse al régimen constitucional de turno, cuando el 11 de septiembre de 1973 encabezó uno de los más cruentos y dramáticos golpes de estado de la historia, al derrocar al gobierno democrático del Presidente Salvador Allende, quien prefirió morir a cuenta propia, que en manos de sus despiadados y crueles perseguidores, liderados por el mismo Pinochet, quien, paradójicamente, fuera nombrado como Comandante en Jefe del Ejército por el mismo Allende.

Luego de eso, prohibió los partidos políticos vigentes, e inició una persecución implacable contra los políticos de oposición, especialmente a aquellos de filiación marxista y socialista. Detenciones injustificadas, allanamientos a hogares, desapariciones de personas que hasta el día de hoy no se sabe en qué parte de la tierra yacen, así como torturas y asesinatos, fueron las acciones que se recuerda de su tristemente célebre régimen. La Comisión de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) condenó su gobierno en 1977, por los motivos anteriormente enumerados. A consecuencia de esto, muchos chilenos se vieron obligados a huir de su propio país, para salvar sus vidas y las de sus familias.

El resultado trágico de este régimen fue de más tres mil muertos y 33 mil detenidos (de los cuales más del 80 % fueron torturados), además de las desapariciones, las cuales se produjeron, según testimonios, con lanzamientos desde los aires hacia alta mar, para que nunca más los encuentren. A esto añadimos su participación en la "Operación Cóndor", destinada a desaparecer a elementos de izquierda del cono sur de Sudamérica, y que recientemente le fueron encontradas cuentas millonarias en bancos del mundo. Por todos estos hechos, Pinochet debía responder. Sin embargo, siempre trató de eludir estos requerimientos, alegando razones de salud por su avanzada edad, agregando a esto la lentitud con la que la justicia investigó su caso. Pero la justicia tiene el aliciente de que utilizó los métodos del orden dentro del marco democrático, completamente diferente al estilo del tirano del sur.

Pero como si no fuera suficiente, Pinochet atentó también contra la unidad latinoamericana. Estuvo a punto de generar un conflicto con el Perú, inclusive en algunos de sus libros de estrategia militar planteaba una invasión a nuestro país. Con Bolivia, ocasionó que estos rompieran relaciones diplomáticas (hasta el día de hoy) con su país. Con la Argentina, traicionó el principio de hermandad entre pueblos de la América, al apoyar a la Gran Bretaña de la Thatcher en la guerra contra los platenses en 1982 por las Malvinas.

Por eso, no se trata de festejar ni lamentar la muerte de un criminal como este; ni siquiera merece que se diga "qué bueno que era", como se hace comúnmente con los que mueren: sería una ironía, una burla al pueblo de Chile. Se trata de lamentar el hecho de que es otro más que se despidió sin responder por sus actos, tal como ocurriera hace unos meses con el déspota paraguayo Alfredo Stroessner, quien murió en su exilio brasileño. Con su partida (desconocemos a donde), elude los innumerables juicios por delitos de corrupción y contra los derechos humanos que cometió durante los 17 años de oscuridad que vivieron nuestros vecinos chilenos.

Una reflexión final: No es este tipo de formas dictatoriales lo que necesita nuestra América para salir adelante; por el contrario, esto ocasionó más pobreza y exclusión. Ni Chile, ni el Perú, ni ninguno de nuestros hermanos latinoamericanos necesitan de dictaduras (sean de izquierda o derecha) para solucionar sus viejos problemas.

viernes, 24 de noviembre de 2006

No lo lea, me equivoqué


Yyyyy... La verdad, no sé ni cómo ni dónde, se me ocurrió crear este blog. Ví que algunos de mis amigos y colegas periodistas se crearon uno, y yo como buen copión que soy, decidí seguir ese camino.


Metiendo la pata. ¿Por qué ese nombre tan común para un blog? Digo común, en el sentido de que quién antes no ha incurrido en esa acción. Meter la pata, es sinónimo de equivocarse, de fallar, de no acertarle. De embarrarla, y que de repente todos te queden mirando, y se comienzan a burlar de tí. Y te sientes avergonzado, y quieres poner tu cabeza bajo tierra, cual avestruz que piensa que evade los problemas así.


Meter la pata. Todos alguna vez lo hemos hecho. En el momento, ese derramar la sopa en toda la mesa, o el romper un jarrón de casualidad, o cuando hablaste alguna imprudencia en público y te diste cuenta; estos hechos "paltean", avergüenzan. Es cierto. Pero después te acuerdas, y te da mucha risa el remebrar aquel instante en que simplemente la cagaste, y eras el blanco de todas las burlas.


Meter la pata no debe ser sinónimo de un errar constante. Es cierto, ya sé que me van a decir que no se deben cometer tantos errores; estoy de acuerdo con eso. No la vas a estar malogrando toda la vida. Pero si uno no experimenta, y no falla de vez en cuando, entonces nunca aprende.


Pero es mucho mejor meter la pata algunas vececillas, que no intentar nunca nada. Mejor es esforzarse, caerse y volverse a levantar, que estar sentado viendo cómo se pasa la vida a tu alrededor, y que los demás siguen avanzando. Por eso, hago el homenaje a esta acción (o sea, meter la pata) en la que más redunda el ser humano, colocando ese nombre a este blog. Porque nadie, absolutamente nadie, es perfecto.