sábado, 3 de febrero de 2007

Se acabó la fiesta, hora de curarse


Fue una de las festividades costumbristas en la que el pueblo se refugió para divertirse con sus amigos y su familia. Para olvidar los problemas de la cotidianidad. Se conoce que se celebra desde el siglo XIX. Hay imágenes y pinturas que demuestran que los juegos de carnaval son antiguos, por lo tanto nuestros tatarabuelos también lo practicaban. Pero ojo, sólo entre ellos, entre la gente que consideraban de confianza. Como toda broma, esta siempre se hace con los de confianza.

Lamentablemente, desde hace más de diez años, esta fiesta de aventarse baldazos de agua o globos llenos con el líquido elemento se ha convertido en una verdadera masacre, desvirtuando completamente el sentido del juego en confianza. Ahora vemos que los chicos no solo utilizan el agua; también se consiguen betún, talco, pintura, entre otros elementos. Y lo peor es que embarran a gente desconocida para ellos, que transita por las calles, que van bien vestidos, sea para una ocasión especial, o se dirigen a cumplir algún deber como estudiar y trabajar. El castigo inmerecido que reciben es que unos cuantos desadaptados les ensucien la ropa. Las mujeres sufren la peor parte, pues además de ser pintarrajeadas, los salvajes estos, en algunos casos, se morbosean tocándoles algunas partes de sus cuerpos. Además de dejarles las prendas un desastre, con un collage de colores diversos.

Incluso hay denuncias de actos vandálicos, en los cuales encima de mojar y pintar a los transeúntes, estos también son asaltados. En varios diarios de circulación nacional se puede constatar en columnas como "nos escriben", o algo así, numerosas cartas de vecinos quejándose de estos hechos, y reclamando a los alcaldes que pongan mayor seguridad en las calles para que no se den más estos actos contra el prójimo. Hay un clamor para que se prohíba este juego que ya degeneró.

La verdad es que, yendo contra la tradición, tienen razón. Es que esto ya perdió su razón de ser. Y con lo violenta, reprimida y resentida que está nuestra sociedad, la cual desahoga sus rencores ante la falta de oportunidades con la malcriadez, la falta de respeto, y lo delincuencial inclusive, se confirma su degeneración. Los juegos de carnavales ya no volverán a ser como antes. No hay marcha atrás. No es posible.

Por eso, es necesario que se prohíba este "juego" de una vez por todas. Incluso ha causado muertes. En Cajamarca, un niño de 13 años murió atropellado por un camión, en el momento en que huía de unos individuos que querían mojarlo. ¿Es posible que siga ocurriendo esto? El pobre chico no tenía nada que ver en este juego, pero sus perseguidores no lo entendieron así. Ni lo entienden ni lo entenderán. Porque son parte de la gran mayoría del país que está enfermo, y que necesita que lo curen. Y mientras que se busca cómo curarlo, hay que prohibir este juego. Es como permitirle a un enfermo de cirrosis que se tome un vaso de cerveza.

El juego de carnaval no volverá a ser el mismo. Un juego en familia. Ahora es una salvajada, porque nuestra gente está copnvertida en salvaje. Sino, ¿por qué hay tantas violaciones, secuestros, asesinatos, incluso filicidios (padres que matan a sus propios hijos)?. Son numerosos estos casos. Mientras que el enfermo no comience el tratamiento, que se abstenga de jugar. Es lo preciso y necesario. Y mientras tanto, señor gobierno, ponga en marcha un plan de salud mental.

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