sábado, 20 de enero de 2007

Cambien a los libretistas del fútbol


No es ninguna novedad que la selección peruana de fútbol, en su categoría Sub-20, haya sido eliminada de la manera más vergonzosa en el Sudamericano de Paraguay. Esto no es más que una obra teatral, con el mismo libreto, sólo que con diferentes actores (los que están en la cancha) que se viene repitiendo desde hace más de dos décadas. Pero aquí no se trata de hacer leña a los actores, los futbolistas. El problema es de los libretistas, o sea, los dirigentes del fútbol nacional.

Esto hace recordar a aquel grupo puertorriqueño llamado Menudo, que hacían la misma música, y tenían el mismo jale entre las chicas, y que sólo cambiaban sus integrantes cuando ya tenían cierta edad. Ya se sabía qué iban a hacer. También se parece a las películas del agente 007, el famoso James Bond, donde cada cierto tiempo van cambiando al personaje principal para que haga este papel. Porque ni modo que el gran Sean Connery siga haciendo esta interpretación a sus más de 70 años.

Lo mismo pasa en el fútbol peruano. Eliminatorias y Copa América, ven a la blanquirroja despedirse sin pena ni gloria. En torneos de clubes como la Copa Libertadores, la Copa Sudamericana (con la excepción del sorprendente Cienciano del 2003), la Copa Conmebol u otras estupideces que se le ocurre crear a la Confederación Sudamericana de Fútbol, los elencos que nos representan hacen presentaciones, que en muchas ocasiones lindan con el ridículo. Pasan las generaciones de futbolistas nacionales, agregando en este historial a aquellos estafadores del extranjero que vienen a jugar en nuestro “fulbo”, y la situación es la misma. El libreto continúa.

Y ese libreto continúa porque continúan los mismos libretistas de siempre. Continúa Manuel Burga como presidente de la Federación Peruana de Fútbol, y encima pretende ser reelegido, como si hubiera logrado que el deporte rey en nuestro país salga de la profunda crisis en que se encuentra. Y Burga es el continuismo de lo que significó Nicolás Delfino, quien estuviera por diez años en el cargo y tampoco logró absolutamente nada.

Y este libreto continúa porque los libretistas de siempre, llamados dirigentes, tienen esa misma lógica, de no tener un objetivo ni visión clara para que nuestro fútbol desarrolle, sino que tienen esa estúpida, angurrienta y nefasta ambición de querer estar en los cargos, con los obvios beneficios que tiene el estar ubicados allí, y aprovechar el poder y las relaciones con la Conmebol y la FIFA para sus intereses personales. Sino entonces, porque Burga y compañía quieren continuar en la FPF.

Y este libreto continúa porque el problema no es sólo de la FPF, sino de los clubes, cuyos mandamases se comportan como verdaderos gamonales en la época de las haciendas, manejando a estas instituciones como si fueran su chacra, contratando verdaderos paquetes del extranjero y maltratando a los futbolistas, adeudándoles hasta cuatro meses de sueldo, dejándolos sin cancha para entrenar en algunos casos. El caso más patético es el de este personaje siniestro llamado Alfredo González, quien se burla de las suspensiones en su contra, y sigue haciendo lo que le da la gana en la “U”, cuya imagen en la actualidad está en desprestigio. Y de esto no se salvan los dirigentes de clubes de provincias, de la segunda división, y de las federaciones departamentales. Todos están en las mismas condiciones.

Para que este maldito libreto no continúe, se tiene que cambiar a estos libretistas llamados dirigentes, porque depende del libretista el libreto que se dispone para una obra. Necesitamos libretistas con ideas de desarrollo, de progreso, y con buen criterio. Tenemos que volver a los libretos que impulsaron nuestro balompié en décadas pasadas, pero actualizándolos, porque ahora el fútbol moderno exige otras cosas, y no solamente el “toquecito”.

Pero esto tiene que hacerse ya, señor Gobierno (¡Qué carajo importa lo que diga la FIFA!), porque ya se nota que la afición por el fútbol en el Perú sigue decreciendo. Con decir que muchos no vimos lo que pasó con la Sub-20, porque ya sabíamos lo que ocurriría. La afición ya se cansó de escuchar el mismo cassette por más de 20 años.

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