martes, 30 de enero de 2007

La casa de todos los peruanos


El pasado viernes 19, se realizó una marcha multitudinaria, organizada por la Asociación de Familiares de Víctimas del Terrorismo (Afavit), a favor de la propuesta del presidente Alan García de reinstaurar la pena de muerte para los violadores de menores de edad y terroristas. Esta manifestación tuvo como concentración la Plaza Mayor de Lima, lugar donde esta prohibido (supuestamente) realizar actividades de esta naturaleza. Sin embargo, a estos manifestantes, entre los cuales estaban infiltrados militantes de la “portátil”, se les permitió el ingreso, e incluso estuvieron en Palacio de Gobierno, donde García los recibió y se atrevió a dar un discurso pro-pena capital, como en las mejores épocas de sus recordados “balconazos”.

La semana siguiente, el 26, hubo una movilización parecida, pero esta vez promovida por diversas organizaciones de derechos humanos (y con infiltrados de extrema izquierda), en contra de que se legalice la pena capital en nuestro país. Estos no fueron recibidos por Alan, y mas bien, pese al reducido número que convocaron, se les dispersó con “pinochitos”, adelantándose a los carnavales de febrero.

Cuando la prensa consultó a Alan acerca de estas diferencias en el trato a dos sectores opuestos, éste dijo que sólo había hecho la invitación a las víctimas del terrorismo, y añadió: “el dueño de la casa invita a quien quiere”.

Es cierto que Alan es el actual dueño de la casa de Gobierno. Los siete millones de votos que recibió en junio (sea por convicción o por miedo a Humala) lo depositaron allí nuevamente, para que la ocupe hasta el 28 de Julio del 2011. Pero no sólo para esto, sino para que haga un gobierno para todos los peruanos, mensaje de la última elección.

Es cierto también que el dueño de casa (aunque sea temporal) está en su derecho a recibir “a quien quiere”. Ese derecho no se discute.

El asunto es que es necesario crear un ambiente de tolerancia y capacidad de diálogo, de escuchar a todas las partes, tanto a los que están a favor como a los que discrepan. Porque para construir democracia, se necesita siempre una voz discrepante, y escuchar también a los otros, por más que signifiquen una minoría en el país, como los que estamos en contra de la instalación de la pena de muerte. Si se gobierna para todos, pues se debe recibir a todos. Alan debería de aprender de su Primer Ministro, Jorge Del Castillo, quien tiene como una de sus virtudes la apertura al diálogo y la concertación con todos los sectores. Recordemos que el actual presidente se autodenominó en la campaña del 2001 como “el presidente de la concertación”. Parece que ha olvidado eso.

También hay que recordar que el Palacio de Gobierno, si bien es cierto es la residencia presidencial, y es el lugar donde labora el Jefe de Estado, es también “la casa de todos los peruanos”; por lo tanto, todos merecen ser recibidos. Y ojo que esta frase es de autoría de Alan García.

No hay comentarios.: